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Hay conocidas artistas que suprimieron el gluten de su dieta hace tiempo, pero es desde hace unos meses cuando este tipo de alimentación se ha convertido en todo un boom. Este tipo de alimentación que, dicen, resulta muy efectiva para aquellos que quieren perder unos cuantos kilos sin dejar de sentirse enérgicos, se basa principalmente en el consumo de productos frescos y naturales. En el caso de los cereales, habría que escoger aquellos que no contienen gluten y de la misma forma, revisar las etiquetas de los productos industriales para ver si contienen esta glicoproteína.

Los alimentos que contienen gluten suelen tener también un índice glucémico elevado, por lo que es de esperar que si los eliminamos de la dieta, perdamos peso. Sin embargo, algunos expertos desaconsejan alimentarnos como si fuéramos celíacos, ya que consideran que podría ser perjudicial para nuestra salud y contribuir a que desarrollemos problemas intestinales.

A falta de un acuerdo en la comunidad médica acerca de beneficios y perjuicios de la dieta sin gluten, lo mejor es mantener una alimentación sana y priorizar los alimentos frescos, pero sin obsesionarse por lo que contienen todos y cada uno de los productos que ingerimos.

¿Sabes qué es la intolerancia a la lactosa? ¿Conoces que algunos medicamentos como los homeopáticos tienen lactosa? ¿Los puedes tomar entonces?

En primer lugar aclaramos que la lactosa es un tipo de azúcar que está presente en la leche y sus derivados, y en algunos alimentos preparados. Cuando se da intolerancia a la lactosa es porque el organismo no digiere o metaboliza la lactosa, debido a que el intestino no produce la suficiente cantidad de enzima de lactasa necesaria para una corriente metabolización de la lactosa.

Los síntomas surgen generalmente en un periodo que comprende entre los 30 minutos y las dos horas después de ingerir productos lácteos. Los más frecuentes son distensión abdominal, cólicos, diarrea, pérdida de peso erupciones cutáneas, flatulencia o náuseas.

Normalmenteestos síntomas mejoran dejando de comer o beber estos alimentos, pero si se consumen grandes cantidades de los mismos se puede empeorar.

Además de en los productos lácteos, la lactosa se encuentra en otros alimentos como aditivo, por ello está presente en carnes procesadas como salchichas o patés, cereales para desayuno, frutos secos, alimentos procesados o comidas preparadas o suplementos de proteínas, entre otros.

Existen medicamentos tanto alopáticos como homeopáticos que también tienen lactosa, por lo que es importante que si tienes intolerancia a la lactosa te fijes en el prospecto, aunque lo aconsejable es que avises con anterioridad a tu médico, o en casos de duda consultes con el farmacéutico.

Los medicamentos homeopáticos, como por ejemplo Sedatif, indicado para el tratamiento de la ansiedad, contienen también lactosa. En principio, este componente está indicado en el envase, tal y como se especifica en la legislación actual. No obstante, para que te hagas una idea normalmente un tubo de 80 gránulos suele contener 0,6 gramos de lactosa, de modo que si tomas 5 gránulos, 4 veces al día, por ejemplo, estarías ingiriendo 0,16 gramos de lactosa; mientras, que una dosis de glóbulos, otra de las formas en que se presentan los medicamentos homeopáticos, posee 0,15 gramos de lactosa. No obstante, ante cualquier duda lo más indicado es que consultes con un profesional de la salud que te pueda orientar con más exactitud.

¿Quién dijo que perder peso fuera fácil? Y no nos referimos al esfuerzo físico o al hambre. Según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 55% de los españoles que se pone a dieta gasta 151 euros al mes de media en cumplir este objetivo.

Cada vez son más las personas que se ponen a dieta, y en general, según la OCU, lo hacen para sentirse bien consigo mismas. El segundo motivo principal es que se lo haya aconsejado un médico o que tengan problemas de salud. También los hay que se ponen a dieta por consejo de familiares o amigos, y en otros casos, se trata de mejorar de cara al verano o bien porque la persona quiera estar perfecta para determinado evento.

Además, hay personas que se ponen a dieta para mejorar su vida social (16%), por su pareja (10%) o por el trabajo (9%). Otro de los resultados que arroja el estudio es que el 31% de la población sólo aumenta el ejercicio físico cuando quiere perder peso, mientras que el 26% se decanta por hacer un mayor número de comidas al día, y un 14% combina las mejoras en la dieta con el ejercicio, que sería lo ideal. En menor porcentaje, encontramos a los que realizan sólo dieta (13%), los que acuden a clínicas de adelgazamiento (11%), aquellos que utilizan suplementos dietéticos (10%) y los que pasan por cirugía (0,2%).

¿No os pasa que al final acabáis siempre preparando la misma ensalada? Yo, por ejemplo, suelo utilizar lechuga, queso, pavo y atún. A veces, también huevo y en algunas ocasiones algo de salmón ahumado. Seguro que vosotros también tenéis vuestra ensalada habitual, sea así de básica o algo más elaborada. Por eso, hoy quiero daros algunas ideas para que nos salgamos de la norma y arriesguemos un poquito.

Empecemos por la base de vuestras ensaladas. Suele ser una lechuga normal o comprada troceada en el súper, pero también podéis probar con cogollos de Tudela, por ejemplo, con rúcula, o bien con una base de pasta o arroz.

Además, es importante añadir a este tipo de platos, sobre todo si hacemos la ensalada con lechuga y no con pasta, algún ingrediente contundente que nos dé mayor sensación de saciedad. Para ello, podemos optar por gambas, palitos de cangrejo, pollo troceado o algún pescado, como salmón o trucha ahumada.

También podéis añadir pimiento o zanahoria troceada. Como sabéis, es fácil encontrar en las tiendas zanahorias ya laminadas y cortadas especiales para ensaladas.

En cuanto al queso, tenéis muchas clases para elegir. A mí me encanta el queso de cabra en las ensaladas, pero hay muchísimas opciones. De la misma manera, podéis aderezar vuestra ensalada con distintas salsas si queréis saliros del clásico aliño. Podéis probar con salsa rosa, salsa de yogur, salsa de miel y mostaza, etc.

Personalmente, también creo que queda muy bien en la ensalada algún tipo de fruto seco o semilla, como las nueces, los piñones, etc.

Por último, podéis darle el toque dulce con algo de fruta, como manzana troceada, pera o naranja.