Zumo o néctar, conoce todas las diferencias

No todo lo que brilla es “zumo”

En verano, quizás más que en otras épocas del año, nos suele apetecer beber un vaso de zumo fresquito para refrescarnos mientras estamos en la piscina, en la playa o, si tenemos menos suerte, en casa o el trabajo.

Como siempre os vengo aconsejando, lo ideal es elaborar nuestro propio zumo de fruta recién exprimida. Ganaremos sin duda alguna en sabor, valor nutricional y costo. Pero es verdad que a veces la falta de tiempo, de ganas de ensuciar electrodomésticos o de disponibilidad de fruta para exprimir hace que optemos por comprar los “zumos” ya exprimidos y envasados.

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Por esto hay que estar muy atentos a qué estamos comprando realmente, pues en los estantes de los supermercados podemos encontrar una infinita variedad de estos productos bajo diferentes etiquetados: 100% exprimido, néctar, de concentrado, con leche… Lo importante a la hora de comprar un zumo envasado no es la marca bajo la cual se venda el zumo, ni la campaña publicitaria que hay detrás, ni el precio al que se vende. Lo realmente importante es saber qué estamos buscando y qué estamos comprando, porque si no conocemos bien las diferencias entre estas bebidas, lo más probable es que finalmente compremos el producto equivocado.

Conoce las diferencias entre los distintos tipos de “zumos” envasados

Zumo 100% exprimido. Se trata de un zumo que se obtiene directamente de la fruta, la cual es sometida a un proceso de extrusión o prensado en frío para obtener su jugo. Es lo más parecido a un zumo de fruta natural y en algunas ocasiones hasta podemos encontrar algún resto de pulpa de la fruta. No contienen azúcares añadidos, sólo los azúcares procedentes de la fruta. Suelen ser los zumos de gama más alta, por su valor nutricional, su sabor y su precio, aunque algunas marcas blancas (como Día) disponen de zumos 100% exprimidos a un muy buen precio.

Zumo a base de concentrado. Se suele obtener de frutas procedentes de países donde la producción y la mano de obra son muy baratas. Su elaboración es a partir de un concentrado de zumo, es decir, a partir de un zumo al que se le ha quitado parte de su contenido en agua. De esta manera, el zumo concentrado es más fácil de transportar de un continente a otro del planeta. Una vez está el zumo concentrado en la planta de producción, se le añade agua potable hasta volver a tener una consistencia y concentración nutricional similar a la inicial. Se le suelen añadir aromas y pulpa para que nos recuerde mucho más a un zumo natural.

Néctar. De manera general, se preparan a partir de un concentrado de zumo al 50%, donde el otro 50% suele ser agua y azúcares añadidos o edulcorantes artificiales. Además a los néctares se les pueden añadir aromas y pulpa de fruta. A veces su precio es más elevado que el de un zumo 100% exprimido, pero debemos saber que estaremos pagando agua al precio de zumo.

Bebida de fruta y leche. Estas bebidas fueron lanzados al mercado hace unos años, donde tuvieron una gran acogida sobre todo por el público infantil. ¿Zumo + leche? ¡Fantástico! Pero nada más lejos de la realidad. En su composición aparecen fundamentalmente agua y azúcares añadidos, y en menor proporción el zumo y la leche, llegando a valores que a veces no superan el 30% del total. Por esto no debemos considerar estas bebidas como buenas nutricionalmente hablando, si no que estarían englobadas dentro de los refrescos comunes.

El zumo, mejor hecho en casa

La verdad es que no hay nada mejor que un buen zumo recién exprimido en casa, con el exprimidor de toda la vida o con las sofisticadas licuadoras que hacen maravillas y nos permiten elaborar zumos de cualquier fruta, verdura y hortaliza.

Los zumos hechos en casa son los que mayor valor nutricional van a tener, pues conservarán el 100% de sus vitaminas y minerales, y además nos permitirán tomar toda la fibra alimenticia que contiene su pulpa.

¿Te apetece un buen zumo?

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