Qué debes comer según tu trabajo

La alimentación que seguimos debe estar adaptada al trabajo que realizamos

La forma más inteligente de combinar “salud” y “trabajo” es adaptar nuestra vida laboral (horarios, intensidad, disponibilidad, esfuerzo y comodidad) a una dieta equilibrada, variada y completa. Así mejoraremos nuestro rendimiento en el trabajo, reduciremos la fatiga acumulada tras la jornada laboral, gozaremos de un cuerpo más sano y tendremos un mayor nivel de bienestar.

En función del ritmo de vida de cada individuo, de los horarios, del tipo de trabajo, del esfuerzo realizado para desarrollar ese trabajo, de las complexión de la persona y de las condiciones propias de cada uno, se debe planificar una dieta adaptada que permita cubrir las necesidades nutricionales específicas.

Una alimentación monótona en la que se repitan frecuentemente los mismos alimentos, o en la que falten algunos de los nutrientes indispensables y esenciales para el organismo puede desembocar en la aparición de determinados síntomas como pueden ser: cansancio excesivo, falta de reflejos, falta de interés por las cosas, irritabilidad, etc. Todas estas situaciones mejoran indudablemente cuando se sigue una alimentación adecuada.

Dime en qué trabajas y te diré qué debes comer

Trabajos sedentarios. Son aquellas actividades profesionales que no exigen un incremento extra de calorías, pues las personas que los realizan han de permanecer sentadas gran parte de su jornada laboral o prácticamente todo el día y, además, se desplazan siempre en coche. Forman parte de este grupo de trabajo: personal de oficina, comerciales, taxistas y conductores de autobús.

No debe faltar en su alimentación diaria: una ensalada de verduras crudas, un plato de verdura cocinada y tres raciones de fruta. Cada semana deben tomar: un plato de legumbres, arroz, pasta y patata. 2 días a la semana deben consumir carne y otros 2 días, pescado. Además no se deben olvidar de incluir huevos y lácteos en su alimentación. También es muy importante hidratar el organismo, fundamentalmente mediante agua, aunque se podría sustituir el agua por otro líquido como pueden ser las infusiones, los zumos y los caldos.

Trabajos de gran esfuerzo. Incluimos en este grupo los trabajadores de la construcción, agricultores, personas que trabajan en la industria, deportistas profesionales, repartidores… En todos estos casos, donde las personas realizan un gran esfuerzo a lo largo del día, la dieta debe contener una cantidad suficiente de calorías para compensar el gasto que conlleva el trabajo realizado.

Si la persona se somete diariamente a estrés de tipo psíquico, las necesidades energéticas no serán tan elevadas como en los casos de estrés físico. Lo importante en casos de estrés psíquico es que la dieta contenga una cantidad suficiente de todos los nutrientes esenciales que el organismo necesita para tener un buen funcionamiento del sistema nervioso.

La recomendación más importante para todas aquellas personas que realizan un gran esfuerzo físico e intelectual, consiste en controlar el déficit de vitaminas y minerales, por esto es fundamental que su dieta sea lo más variada posible y equilibrada. Pueden aumentar el consumo de alimentos ricos en triptófano, que es un aminoácido esencial necesario para la producción de melatonina y serotonina, neurotransmisores que participan en el ciclo del sueño y que en nuestro estado de ánimo, y por tanto, nos ayudarán a relajarnos y a estar más positivos.

En la dieta de estas personas no debe faltar: leche, carne, pescado y huevos. También serán imprescindibles los carbohidratos contenidos en el arroz, la pasta, las patatas, el pan y las legumbres. Estos carbohidratos estimulan la secreción de insulina, la cual es una hormona que aumenta la disposición de triptófano en el organismo, lo que favorece la producción de serotonina conocida comúnmente como “la hormona de la felicidad”. Para reponer fuerzas y que no decaiga el ánimo de estos trabajadores a lo largo del día, se pueden tomar sustancias estimulantes como el café, el té o el chocolate.

Trabajos con horarios especiales y turnos. Englobamos a todas aquellas personas que trabajan por turnos o en determinadas franjas horarias y que tienen que adaptar su alimentación en función del horario laboral que siguen. Estaríamos en el caso de los trabajadores de la salud pública como enfermeros y médicos, basureros, personal de la industria química, siderúrgica o alimentaria. Está comprobado que las personas que trabajan en un horario especial nunca logran adaptar su ritmo de vida a su horario o turno de trabajo. Esto tiene repercusiones negativas en la salud de la persona.

Lo normal es que estas personas consuman bocadillos con alimentos generalmente grasos (tipo embutidos) y los acompañen de bebidas excitantes como el café o la Coca-Cola. Es recomendable que todas estas personas amplíen su abanico de comidas, procurando seguir una alimentación más variada. Una muy buena idea es utilizar tuppers que podemos preparar el día anterior en casa. En ellos vamos a poder conservar cualquier tipo de alimento, ensaladas, carnes, pescados, sopas, cremas… Además es bueno acompañar estas comidas con un pequeño trozo de pan y algún postre, ya sea fruta o un lácteo. No hay que olvidarse de mantener siempre el cuerpo bien hidratado por dentro, el agua, será siempre la mejor opción.

Si eres de los que tienen este tipo de trabajo u horario, lo aconsejable es almorzar cuando te levantes, que será generalmente a mediodía, merendar antes de entrar al trabajo, cenar tarde durante el trabajo y desayunar antes de ir a dormir. Si este horario de turnos o nocturno es tan solo ocasional, lo ideal es no alterar tus hábitos alimentarios.

Trabajos que exigen comer fuera de casa. Muchas personas, por su actividad laboral o trabajo, no pueden comer cada día en casa y deben hacerlo en comedores de empresa, restaurantes, bares o establecimientos de autoservicio. En estos casos, es conveniente tener unas ciertas nociones básicas sobre alimentación saludable y equilibrada que nos sirvan para escoger siempre la opción más sana y apropiada.

Otra opción sería preparar la comida en casa y transportarla al trabajo conservada adecuadamente en un tupper. En esta última opción, el problema suele ser la falta de tiempo para preparar una comida más o menos elaborada. Lo más fácil y rápido es preparar una ensalada, aunque siempre seleccionamos los mismos ingredientes para elaborarlas y terminan resultando muy monótonas. Un manera sencilla de enriquecer tus ensaladas es variando cada día las verduras y agregar huevo, legumbres, frutas, quesos, frutos secos y semillas. De esta manera tus ensaladas serán tan completas que pueden hacer la función de plato único.

Cuando comas en restaurantes procura elegir platos ligeros y equilibrados, incluso si comes en un restaurante de comida rápida. Una sopa fría o una ensalada pueden ser tus entrantes, y como segundo plato o plato principal escoge entre alguna verdura cocinada, algo de carne o de pescado. Recuerda pedir siempre fruta de postre.

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