Las dietas energéticas

Comenzar el día con energía, es el secreto de una buena dieta. En ello, está el desayuno completo, el cual, se convierte en la principal comida del día. Este ha de contener lácteos (yogur, leche, queso…), frutas y cereales. Pero no solo con esto, se consigue la energía necesaria para afrontar el día, sino tener especial cuidado con las comidas demasiado abundantes, pues alimentar al organismo con más energía de lo necesario, no beneficia para nada. Se ha de tomar solo lo justo  que se necesita para funcionar, ya que las digestiones se pueden volver pesadas. Tampoco la dieta ha de ser pobre y escasa, ya que la monotonía o la poca nutrición pueden debilitarnos. Un buen menú saludable, es aquel que alterna toda clase de alimentos, sobre todo frutas y verduras.

Igualmente las comidas deben ser a lo largo del día en varias veces, cinco al día y en poca cantidad es lo perfecto. No es nada conveniente hacer pocas comidas en excesivo alimento, pues muchas horas sin comer, baja la azúcar en sangre y dan sensación de fatiga. La fibra es una gran aliada, pues aporta mucha energía y duradera, ideal para la merienda.

La hidratación, es también muy importante. Es necesario tomar como mínimo dos litros de agua diariamente o bien en zumos, sopas, infusiones, etc. Si no consumimos suficiente líquido, el corazón se esfuerza en su trabajo y el cansancio es evidente. La orina es un buen control para saber si tu cuerpo está bien hidratado. Ir al baño cada dos o tres horas, es signo de buena hidratación.

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